10/17/2010

La miseria del oro

Oro limpio, oro justo. Así se podría resumir el objetivo de una corriente que suscriben muchos joyeros y distribuidores de este metal precioso en Europa. Ellos plantean que la adquisición del oro sea el resultado de un intercambio justo y de un respeto irrestricto del medio ambiente. En el caso de Madre de Dios, donde impera la minería aurífera informal,  los conceptos de “oro ético” y “oro certificado”  son pertinentes, aunque no entusiasman a los miles de migrantes que contaminan y destruyen los bosques con sus métodos arcaicos.


Un minero informal requiere de cuatro peones, carretilla, pico, excavadoras y una bomba de agua para extraer, en una jornada de 26 horas, alrededor de 120 gramos de polvo de oro de los cauces de ríos como el Tambopata o el Inambari. Según los cálculos, manteniendo ese ritmo semana a semana por espacio de un año, cada uno de ellos ganará algo de dinero, pero también depredará por lo menos 30 hectáreas de flora y fauna.

La situación se presenta difícil de resolver ya que este metal es el principal ingreso de miles de peruanos que migraron de ciudades andinas motivados por las ganancias que deja el oro.

Según diversos estudios, debajo de los suelos y lechos de los ríos abunda el oro. “Madre de Dios es una selva sentada sobre un inmenso banco de oro”, cuenta, entusiasta, un geólogo que trabajó en la dirección regional de Minería de Madre de Dios. “En los ríos Colorado, Inambari, Madre de Dios, Malinowshy, Tambopata, el oro es de gran calidad”.

Y por eso los hombres están dispuestos a hundirse en el fango por hallar el metal. También las mujeres que llegan buscando un empleo digno, pero terminan prostituyéndose en los mismos campamentos informales instalados en la zona. Los prostibares, es así como les dicen, son el destino final de una red de trata que se inicia en las ciudades de Puno y Abancay, y que termina allí donde el oro empieza su ruta hacia los mercados de Europa.

Lujo con respeto

Las condiciones de semiesclavitud y la depredación violenta de la naturaleza en Madre de Dios, a causa del oro, han motivado que surjan voces entre los principales compradores de oro en el mercado que demandan un intercambio justo, respetuoso de los derechos humanos y de las normas laborales y ambientalistas.

Ese es el caso de la empresaria belga Veerle van Wauwe, quien conduce desde hace algunos años Transparence, una firma que promueve la creación y distribución de “joyas éticas”. Esta iniciativa nace luego de que Wauwe dirigiera una empresa dedicada a la venta de diamantes de países africanos. Ella propone una nueva tendencia: el lujo con respeto. “Hemos constituido una red de diseñadores y artesanos que se comprometan a trabajar con materias primas producidas de manera socialmente responsable a fin de garantizar una calidad de vida correcta a la población indígena”, señala.

En julio pasado estuvo en el Perú recorriendo brevemente algunas concesiones auríferas de la selva de Tambopata. Al final de su periplo se ofreció ante una asociación de mineros como intermediaria entre los productores y los grandes comerciantes de joyas y relojes.

“Numerosas empresas suizas están dispuestas a pagar algo más por el ‘oro limpio’. Lo comprarían a 95% del precio de mercado más un bono de 10% a 20% si no se utilizó mercurio, y siempre y cuando las condiciones sociales y de medio ambiente sean aceptables”, señala la empresaria belga.

“Solo hay que encontrar a los inversionistas y mineros comprometidos con una explotación sostenible y formalizada”, dice Wauwe, aunque reconoce que, por el momento, lo único factible es eliminar el uso de mercurio que hacen los mineros durante la extracción del metal.

El mercurio que respiramos

Desarrollar una corriente a favor del “oro limpio” no será fácil. Los 20 mil mineros informales y formales que operan en Madre de Dios están convencidos de que el uso del mercurio es la única opción en el mercado para separar el oro de la arenilla. El vapor de mercurio que se desprende luego puede desplazarse kilómetros y ser absorbido sin que uno pueda darse cuenta. Tiempo después aparecen las secuelas de esa temeraria exposición al mercurio: dificultad para respirar, irritabilidad y dolor renal.  

La agencia de cooperación y desarrollo del gobierno suizo financia a la ONG Terre des hommes en un estudio sobre las posibilidades técnica y económica de lanzar una pequeña producción de oro ético, al menos, sin el uso del mercurio. El sacerdote Xavier Arbex de Morsier apoya por lo pronto este proyecto de “oro verde” mediante una ingeniosa técnica que acabaría con el uso de dicho mineral.

 “Este equipo es manejable y menos caro. Solo se requiere de una batería de cualquier motor del carro y de un balde especial para hacerlo funcionar”, dice mientras nos hace una demostración.

 “Se pone la arena en la criba. Hago caer el agua, la arena va a subir mientras el polvo de oro quedará retenido en el recipiente. El resto de la arenilla se retomará una segunda vez para no perder nada del oro”.

 El sacerdote suizo espera que mientras se reordene la minería informal los mineros acepten esta propuesta u otras que les permitan recuperar el oro sin necesidad de mercurio. Sin embargo, el concepto aún no prende por otras razones que van de la mano.

“El mercurio se adquiere fácilmente en Puerto Maldonado, en los puntos de abastos de insumos mineros. Están contenidos en recipientes inadecuados, en baldes al alcance de la gente. Lo absorbemos cuando el oro llega a las tiendas de venta frente a un mercado en el que circulan cientos de personas todo el día”, advierte el biólogo César Ascorra, de Cáritas en Madre de Dios.

Según Azcorra, el desarrollo de un oro ético para la región no será factible si no se dan otras condiciones que van más allá de la sustitución del uso del mercurio. “La tecnología para evitar el mercurio debe estar acompañada de una formalización y de un pacto social con otros actores. Tal vez no haya mercurio, pero seguirás afectando la agricultura y la deforestación continuará. Es un problema con al menos nueve aristas”, afirma mientras se pregunta si la extracción de oro puede tener un código de ética que se respete en los cientos de campamentos que funcionan sobre las devastadas selvas de Madre de Dios.

Detrás del oro

El periodista suizo Gilles Labarthe, autor del  libro de investigación Oro africano: pillaje, tráfico y comercio internacional, estuvo indagando sobre la ruta comercial del oro peruano. Labarthe señala que su país importa del Perú apenas 25 millones de dólares en productos agrícolas y maquinaria. Sin embargo, lo que le llama la atención es que el oro representa la casi totalidad de las exportaciones peruanas hacia Suiza, las que se elevan a más de 3 mil millones de dólares. Pese a esa astronómica cifra, desde hace tres años su compra y el destino que toma están excluidos de las estadísticas federales de Suiza. Labarthe ha tratado de seguir la ruta del oro desde su extracción en los cauces de los ríos de Madre de Dios hasta su arribo a Suiza, pero a mitad de camino las huellas desaparecen y la información se dispersa y se oculta al ciudadano.


Por Miguel Gutiérrez R.

http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20101017/20/pagina/1558

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