12/12/2007

Hoja de Coca, Medicina y Alimento


Koka Kintu es el regalo que hizo el Dios Inti al pueblo andino. Por siglos ha sido sagrada y se ha utilizado como sustento del alma y del cuerpo. La primera vez que cayó en desgracia fue cuando la descubrieron los españoles; la segunda, cuando se supo que contenía cocaína.
Don Pedro Vásquez vive en Socoroma y dedica su día al cultivo del orégano. Cada mañana, antes de salir de su casa, revisa los bolsillos de su pantalón. No puede faltar una bolsita de plástico donde guarda las hojas de coca que lo acompañarán durante la ardua jornada laboral.
Mientras realiza sus quehaceres, pone las hojas en su boca entre la mejilla y los dientes y, por un largo rato y sin masticar, extrae el zumo vegetal mezclándolo con su saliva. Una vez que las hojas se han transformado en una pasta verdosa y no les queda ninguna gota del extracto, las bota a la tierra.
Su vida y sus labores se encuentran a unos 115 kilómetros de Arica, hacia el interior, a tres mil metros de altura sobre el nivel del mar. Socoroma, muchos pueblos de los alrededores y don Pedro son hijos de una historia inca y aymara y por lo visto se mantiene una de las costumbres más arraigadas en ambas culturas precolombinas: el acullicar hojas de coca.
Para este hombre trabajador, de rostro moreno y con rasgos andinos, la coca es mucho más que una planta. Se transforma en su alimento, en su consuelo, en la llave de su existencia. En esas tierras utilizan esta hoja sagrada en ceremonias, fiestas, pues son premonitoras del destino y, mediante el acto de acullicar – mantenerlas en la boca entre la mejilla y los dientes sin masticar - se transforma en un alimento, en un tónico revitalizante, que combate el cansancio, el frío y el hambre.
Sin duda, el mundo occidental difiere abiertamente del consumo de la hoja de coca y se ha transformado en un problema para la forma de vida moderna. Y, la primera razón de este rechazo es la gran confusión que causa la palabra, pues la coca se confunde con cocaína, concepto que ha provocado la reglamentación de los cultivos, la han considerado una droga y la han hecho caer en decadencia. La segunda oposición a ésta, es que se desconoce su verdadera utilidad y su uso tradicional Es importante entender la diferencia entre coca y cocaína. La coca, cuyo uso doméstico data de unos cuatro a seis mil años, es la hoja sagrada del pueblo andino. La cocaína, por su parte, es una invención europea de hace 140 años. Se necesitan 41 productos químicos para poder extraer la cocaína de la hoja de coca y se requieren 110 kilos de hojas para producir 600 gramos de cocaína pura. La coca contiene 14 alcaloides estimulantes, siendo el principal la cocaína, pese a su ínfima proporción. Según estudios científicos, la hoja andina contiene menos de un 0.08 por ciento de cocaína pura, que entra en su forma activa por la acción alcalina de la saliva al ser masticada.
El año 1858 fue decisivo en el destino que tendría el arbusto: Niemann y Walter aíslan la cocaína descubriendo sus propiedades. En un principio, fue utilizada como analgésico, pero dado su estrecho margen riesgo - beneficio, fue sustituida por nuevos analgésicos de menor riesgo. Posteriormente, fue descubierta por el mercado de la droga.
Sin embargo, la cocaína y el resto de los alcaloides no son lo único que contienen las fibras de la hoja. En 1977 Timothy Plowmann, investigador de la Universidad de Harvard, demostró que 100 gramos de coca proporcionan 305 calorías, 19 gr. de proteínas, 5 gr. de grasas, 46 gr. de hidratos de carbono, 1,5 gr. de calcio, 1,4 gr. de vitamina C y 11.000 UI de vitamina A.
Don Pedro Vásquez, originario de Socoroma, no conoce esta información científica. Los incas y aymara tampoco manejaban las cifras con exactitud, pero sin duda, su vasto conocimiento hizo de este vegetal su medicina y alimento.
La hoja sagrada
Koka Kintu, como le llaman en los Andes, es un aliado del hombre andino. Para este pueblo, la coca es un regalo del Inti o del dios – sol. Allí nace su valor mágico que en rituales puede aconsejar, entregar visiones o conocimientos especiales.
Además, la hoja es una ofrenda que se deposita en lugares específicos y que es utilizada en muchas ceremonias, para recibir protección y propiciar las buenas cosechas.
Por otro lado, la coca constituye fundamentalmente un medio de cohesión social en el mundo andino. En celebraciones como nacimientos, matrimonios o funerales donde se reúne la comunidad no puede faltar la coca, sin ella es difícil crear relaciones sociales.
Otro uso tradicional es en la medicina, entre los muchos males que la coca cura o alivia se destaca la disentería, úlceras, malestar estomacal, luxaciones, edema o hinchazón, el resfriado y el sorojchi o mal de altura.
Hoy en día millones de andinos acullican coca o toman mate de coca. Los campesinos, trabajadores y estudiantes de los Andes la emplean para resguardarse del sueño, hambre y sed, tal como en otras culturas se usa el café como un estimulante suave.
Proporciona energía en el trabajo y, por lo tanto, es imprescindible en regiones donde existen pocas opciones alimentarias. Actualmente, la carencia de la hoja significaría en algunas regiones la inmediata elevación de los índices de desnutrición.
La coca no se consume sola sino que se acompaña de la llujt’a, que es un alcalino de suma importancia en el acto de acullicar. Ningún minero u obrero acullica sin la aplicación de la llujt’a, posiblemente por algún efecto secundario de la coca sola a largo plazo.
La llujt’a está constituida de diferentes materias primas. En el altiplano, generalmente, se prepara de la ceniza de los tallos de quinua, algunas veces se mezcla con un poco de azúcar, agua o alcohol; otras, con papa cocida. Ésta, luego de amasarla bien, se seca al sol hasta que se vuelva tan sólida como una piedra.
La coca en el Tawantinsuyu
Los aportes de etnohistoriadores y antropólogos que se han basado en las crónicas españolas, así como de arqueólogos plantean que la hoja de coca tuvo un gran significado para los pueblos andinos preincaicos. Por ejemplo, en el norte del Perú, se han encontrado vasijas de la cultura mochica (500 años después de Cristo), en las que aparecen figuras de posibles shamanes con la mejilla dilatada por el acullico.
Se ha escrito que los ayllus aymara – organización socioeconómica - del Lago Titicaca tenían cocales en los Yungas del actual departamento de La Paz. Otros cronistas cuentan que los incas obsequiaban coca a las autoridades étnicas que llegaban al Cuzco, como parte de la reciprocidad entre el Estado y los grupos dominados. Además, que junto a otros productos, esta hoja era almacenada en depósitos provinciales para ser utilizada en tiempos de guerra y era distribuida entre los indígenas en tiempos de paz, para aliviar las necesidades de la población en caso de escasez de alimentos.
Se sabe que los incas contaron con zonas dedicadas al cultivo de la coca que estaban bajo su control y parece ser que la coca cumplió la función de valor de cambio en ausencia de una moneda.
Por otra parte, la coca tuvo también en el incario, como en épocas anteriores, una función mágico - religiosa fundamental. Los adivinos mascaban hojas de coca y escupían el jugo en la palma de la mano con los dedos extendidos para pronosticar buenos o malos augurios.
En realidad, el propio mito fundador del imperio tuvo relación con la coca. Garcilaso de la Vega, al relatar la leyenda de los hijos del sol que fundaron el imperio, señaló que éstos habían ofrendado hojas de coca y enseñado al pueblo que éstas podían ser utilizadas para matar el hambre, eliminar el cansancio y permitir que el desdichado olvidara sus desgracias.
La coca durante la Colonia
Desde las primeras penetraciones de los españoles a la zona del Tawantinsuyu, éstos se enteraron de la existencia de cultivos de coca y, desde muy temprano, comenzaron a averiguar sus características y usos.
Muy pronto se abrió un debate sobre si permitiría el cultivo y el consumo. El grupo ligado al clero consideró que debía prohibirse por ser considerada la "hoja del diablo", en relación a sus prácticas mágico - religiosas que la doctrina de extirpación de idolatrías quería hacer desaparecer.
Pero esta posición perdió vigencia al constatarse que la coca podía ser utilizada en sustitución del alimento por su alto valor nutritivo y, por lo tanto, ser entregada a la fuerza de trabajo sometida en las minas y en el campo. Por otra parte, los españoles, ávidos de riquezas, percibieron que su cultivo y comercialización podían convertirse en otras fuentes de obtención de riqueza.
Una vez descubierto el Cerro Rico de Potosí, cuya explotación se inició masivamente en la segunda mitad del siglo XVI, la mano de obra que se reclutó forzosamente se convirtió en una importantísima consumidora de coca, junto a la de otros centros mineros como Porco, Oruro, Chichas y Lípez.
A partir de ese momento, el cultivo y el consumo de la coca vivieron un importante y acelerado proceso de expansión. Por ejemplo, el cronista español Polo de Ondegardo sostuvo que en 1571 había 50 veces más plantaciones de coca que cuando los incas regían el Perú.
También se dice que el aumento en el cultivo y consumo de la coca estuvo relacionado con la invasión europea, pues había producido una grave crisis de alimentos, causando privaciones nutricionales en la población indígena, la que recurrió a la coca para paliar esas deficiencias.
En todo caso, a principios del siglo XVII, la coca se consolidó como un producto de gran difusión en el mercado colonial y su cultivo y comercialización involucraron a distintos grupos de la sociedad virreinal. Asimismo, el estado la había incluido como un producto importante en el pago del tributo. En ese tiempo, el Cuzco fue la primera zona productora de coca en el territorio bajo jurisdicción del Virreinato de Lima.
La coca fue utilizada también como valor de cambio y con ella se podía obtener ganado y otros productos altamente valorados. Muchos indígenas se convirtieron en comerciantes de coca, llamados "cocanis", que la trasladaban en burros o en sus espaldas desde los Yungas de La Paz hasta Potosí.
A fines del siglo XVIII, a los consumidores indígenas se añadieron los españoles y criollos que la utilizaban en mate para curar resfríos, dolores de muelas, heridas, fracturas de huesos y otros. Además, la coca significó un suculento ingreso en alcabalas, diezmos, primicias y veintenas para el Estado. En efecto, el impuesto a la coca fue siempre un rubro vital para la aduana de La Paz y su principal recurso económico.
Pero las sublevaciones indígenas primero, y la Guerra de la Independencia después, provocaron la pérdida de miles de hectáreas de coca, sobreviniendo un período de crisis. Sin embargo, muy pronto la coca volvió a tomar el lugar principal en los ingresos locales de La Paz, y a lo largo del siglo XIX, ningún otro producto la aventajó.
Sin embargo, el año 1858 marcó un hito fundamental en el futuro de la coca: se descubrió su contenido en cocaína, lo que provocó que en el siglo XX se reglamentara su cultivo, pues gran parte de ésta iba destinado al mercado del narcotráfico.
En 1949 la coca fue considerada nociva por una comisión investigadora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Años más tarde, en 1961, en la Convención sobre Narcóticos, bajo una fuerte presión de los Estados Unidos, la ONU oficialmente asumió la postura que masticar coca era una forma de drogadicción, a pesar que no hay evidencia de condiciones adictivas en la coca.
En Chile, la hoja de coca está prohibida pues existe un profundo desconocimiento de la diferencia entre su uso tradicional y el consumo de cocaína. “La hoja de coca no es culpable de la drogadicción así como la uva no es culpable del alcoholismo”, sostienen diversas organizaciones indígenas.
Don Pedro, seguramente, no conoce a cabalidad la historia de aquellas pequeñas hojas que todos los días permanecen en su bolsillo, lo tienen sin cuidado las restricciones de la ONU y ni siquiera sabe de la prohibición chilena. Por ahora, continuará usando la coca en las fiestas, ceremonias y rituales celebradas en su pueblo, la utilizará para palear el frío y el hambre y seguirá siendo su mejor aliado en el trabajo.
Planta y usos
Tradicionalmente la planta de coca se ha cultivado en los valles al este de la cordillera oriental de los Andes, concretamente en la franja que se extiende entre las ciudades de La Paz (Bolivia) y el Cuzco (Perú).
La coca (Erythroxylon coca), es una planta herbácea y perenne. Se cosechan sus hojas, mientras que en otros casos se sacan sus frutos y las flores. La coca permite obtener de tres a cuatro cosechas anuales durante 30 a 40 años.
La hoja ha sido industrializada en más de 30 productos distintos, como champú, crema dental, productos farmacéuticos y una gran variedad de medicinas, sin embargo, a causa de la criminalización de la coca, se prohibe su exportación. Irónicamente, la única importadora legal de la coca a los Estados Unidos es la Compañía Stephan, que importa anualmente unos 175 mil kilos de hojas para fabricar una anestesia de cocaína y para darle sabor a la Coca Cola.
Numerosas cooperativas campesinas de los Andes estudian en este momento alguna fórmula para derivar la producción de hoja de coca hacia otros empleos que no sean la fabricación de cocaína, pero tropiezan con el hecho de que todos estos derivados son ilegales fuera de Bolivia y Perú.

Paulina Arce : periodista y editora de la revista Identid y colaboradora de Ser Indígena

http://revista.serindigena.cl/props/public_html/?module=displaystory&story_id=800&format=html

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